El sábado 5 de abril, durante el festival AXE Ceremonia 2025 en el Parque Bicentenario, una grúa hidráulica de brazo articulado, utilizada comúnmente en maniobras industriales, colapsó en la zona de prensa. Los periodistas Miguel Ángel Rojas y Berenice Giles murieron al instante. La grúa fue empleada de forma inadecuada para sostener una estructura publicitaria de la marca AXE, propiedad de Unilever. No contaba con autorización ni estaba registrada ante Protección Civil. Aún así, fue operada en un evento masivo, sin regulación efectiva ni consecuencias inmediatas.

La instalación formaba parte de una activación promocional, y mientras los cuerpos eran retirados por personal forense, el festival continuó. Las luces, el sonido, el espectáculo, como si nada hubiera ocurrido. Esa misma noche, en el escenario principal, artistas como Charli XCX, Tomorrow X Together (TXT) y Natanael Cano siguieron sus presentaciones ante miles de asistentes. El cierre lo dio Cano, entre gritos, música y luces, mientras la escena del colapso aún estaba fresca a unos metros.

Unilever, grupo multinacional anglo-neerlandés y uno de los mayores fabricantes de productos de consumo del mundo, es propietario en México de marcas como Knorr, Rexona, Dove y AXE, esta última patrocinadora del festival. A pesar de su poder comercial y exposición mediática, no asumió ninguna responsabilidad tras lo ocurrido. Su directora en México, Mildred Villegas, no hizo pronunciamiento alguno. En redes sociales, optaron por eliminar comentarios antes que responder. La marca que da nombre al festival cayó literalmente sobre dos reporteros, y eligió desaparecer.

Detrás de la operación están dos empresas: el monopolio de OCESA, la productora de espectáculos más poderosa del país, y ECO Live, empresa mexicana organizadora del festival. ECO Live forma parte de Grupo ECO, un conglomerado de entretenimiento que ha producido festivales como Trópico, Bravo GNP y Bresh. Su fundador, Diego Jiménez Labora, ha sido promotor activo desde 2005, consolidando eventos de gran escala en el país.

OCESA fue fundada por Alejandro Soberón Kuri, y desde 2021 está controlada en un 51% por la corporación estadounidense Live Nation Entertainment, responsable de más de 200 muertes en eventos masivos a nivel global. El 49% restante sigue en manos de CIE, también encabezada por Soberón Kuri. OCESA domina conciertos, recintos, festivales y boletaje en México. Ha sido señalada por operar con prácticas contractuales restrictivas y con complicidad institucional. La Comisión Federal de Competencia Económica ha documentado estas conductas, aunque las sanciones han sido mínimas.

Ese mismo fin de semana, el escenario principal del Tecate Pal Norte, también producido por OCESA, fue sostenido por grúas del mismo tipo que la que colapsó en AXE Ceremonia. Se reportaron problemas con dos vigas del escenario Tecate Light, lo que volvió a poner en evidencia el riesgo de estas estructuras y la falta de supervisión real en eventos de esta magnitud.

El caso de Miguel y Berenice no fue una tragedia aislada. Es el resultado de una industria entregada al poder absoluto de un monopolio que opera sin transparencia, sin vigilancia y sin consecuencias. Mientras la música suena y las marcas brillan, lo que está en juego es la vida de quienes documentan, producen y asisten a estos eventos.

No fue un accidente. Fue una advertencia. Y el país entero la vio en tiempo real