• ¿Cómo se transforma el crédito en una herramienta de crecimiento empresarial y deja de ser un lastre?
  • ¿Cuáles son los nuevos criterios para otorgar un crédito?
  • Más allá de las Fintech, existe una tendencia moderna que democratiza el crédito.

Tradicionalmente, el crédito empresarial se otorgó con base en modelos de scoring o algoritmos que califican la salud financiera de una empresa. Se usaban variables como historial de pagos, deuda actual, ingresos y antigüedad.

Pero para Julio César Briseño, CEO de Cénit, consultoría empresarial financiera, ese enfoque, aunque útil, es limitado porque castiga la innovación, penaliza a empresas jóvenes y, muchas veces, no capta el potencial real del negocio.

“La visión moderna que se afianza en México ahora gira en torno a la estrategia financiera como eje del crédito”, asegura Briseño.

Así, el “score” ya no es el oráculo. Las instituciones financieras progresistas valoran hoy el modelo de negocio, capacidad de escalabilidad,  calidad del equipo directivo,  plan de crecimiento y hasta la resiliencia frente al cambio económico. Ve todo lo que el otorgamiento tradicional de crédito se niega a ver, dice el directivo.

Para el CEO de Cénit, “es un enfoque más cualitativo y adaptado al contexto”.

El crédito tradicional o ciego, ignoró los datos alternativos. Es decir,  información no tradicional para evaluar a las empresas: flujos de caja en tiempo real, métricas de e-commerce, interacción en redes sociales, cumplimiento fiscal y hasta  impacto ambiental. “Esto le da oportunidades a empresas que antes eran invisibles al sistema bancario”, asegura Briseño.

Al desdeñar el crédito tradicional o “ciego”, esta figura se convierte en una herramienta estratégica. Es decir, “una empresa ya no busca crédito solo cuando tiene problemas de liquidez. Hoy, el financiamiento se planea como parte del crecimiento o invertir antes de necesitar, aprovechar ciclos económicos o expandirse a nuevos mercados. El crédito bien usado es una palanca, ya no una muleta”, dice el experto en finanzas.

En un momento en el que las plataformas tecnológicas democratizan el acceso al crédito con procesos rápidos, menos burocracia y más transparencia, también surgen  modelos de financiamiento colaborativo como el crowdlending y los fondos de deuda privada adaptados a nichos específicos.

Aparece entonces una nueva visión requiere que las empresas cuenten su historia más allá de los números, los invita a compartir su visión, propósito y cómo piensan generar valor a largo plazo. “Se acabó la invisibilidad. Emergen nuevas oportunidades para las pymes, empresas familiares y compañías basadas en el talento como empresas de comunicación, diversión y publicidad”, sentencia Briseño Cruz.