
Dicen que la historia no se repite, pero en la familia Micheletti parece ser tradición. Roberto Micheletti Baín protagonizó un golpe de Estado en Honduras en 2009 y dejó tras de sí un país en crisis y saqueo. Su hijo, Aldo, no necesitó tanques ni militares; con discursos de modernidad y el nombre de Grupo Modelo, con quien mantiene una alianza estratégica en la producción de maíz no transgénico, montó en Salamanca la planta Millfoods. Prometió desarrollo y nearshoring, pero lo que entregó fueron deudas, omisiones y litigios.
Incluso ante la Secretaría del Trabajo de Guanajuato, donde se le esperaba este 7 de agosto para una audiencia conciliatoria, la respuesta fue la misma que su padre dio a las instituciones: ausencia y silencio.
Los afectados en este episodio, más de 500 trabajadores afiliados a la Sección 11 del Sindicato 5 de Febrero de Industria de Transportistas Materialistas y Conexos, a los que adeuda al menos 5 millones de pesos desde hace mas de un año,en una espiral de impunidad y engaño empresarial.
Millfoods mantiene también adeudos multillonarios a empresas, grandes, medianas, laboratorios, técnicos, prestadores de servicios, entre otros.
Aldo Micheletti, el CEO de AMMI, se enriquece con el trabajo de otros. Se mueve como una corporativa, que engaña y defrauda, que se vale de promesas rotas y evasión de responsabilidades.
Bajo su liderazgo, con el Grupo Milenio venía impulsando la creación de Millfoods, presentándola como la planta de procesamiento de alimentos no GMO más grande, con un enfoque en la sostenibilidad, fomentando alianzas con productores locales y una cadena de suministro ecológica. Millfoods pretendía impactar positivamente en las comunidades rurales, generar empleo y apoyar la producción agrícola mediante asistencia técnica, pero la realidad de desdibuja en engaño e impunidad. Hasta cuando pagará sus adeudos, es la constante entre un número importante de afectados.